Estereotipos y racismo en la cobertura del operativo policial

 Los medios de comunicación constituyen uno de los objetos de análisis principales de este grupo de investigación, dado que son instrumento a la vez que reflejo del impacto y la recepción de Asia oriental en España (ver por ejemplo esta y esta entrada). 

Además, los medios ofrecen un barómetro excelente de las diferencias entre el trabajo académico y el periodístico, entre la universidad y la calle. Aunque sea sabido, una vez más los sucesos recientes nos reafirman en la necesidad de continuar el trabajo de investigación, pero además y acaso más importante, el de difusión de dicha investigación.

En este caso, destacamos el tratamiento que la comunidad china en España ha recibido en la cobertura mediática del operativo policial que se inició ayer día 16 de octubre contra crímenes económicos (blanqueo y desvío de capitales) así como de extorsión, prostitución y distintos delitos laborales.
  


Aunque en la rueda de prensa informativa, el fiscal anticorrupción, Antonio Salinas, declaró que no se trataba de una operación contra mafias chinas, sino contra actividades delictivas realizadas, en su mayoría pero no exclusivamente, por ciudadanos chinos residentes en España, la prensa mayoritaria afirmó, casi sin excepciones, que se trataba de un golpe a la mafia china. No es de estrañar, si tenemos en cuenta que el mismo fiscal Salinas, tras su matización, reconoció que era "más impactante llamarlo así". (El Periódico). Pocos medios (TV3, El Periódico) consideraron necesario cubrir el matiz de Salinas.



En este sentido, el rotativo que se lleva la palma es el ABC, que ayer titulaba sus artículos reiterando la idea de mafia ("Golpe policial al corazón de la mafia china” “La mafia china ganaba 150millones de euros al año”), pero además, aprovechando sus 'reportajes' para llenar el periódico de afirmaciones llenas de prejuicios y estereotipos, cuanto no plenamente racistas:

“Los furgones policiales salpican las calles del polígono, y a través de las verjas de las naves se ve a los agentes trabajar con las radiales echando abajo portones metálicos. Queda mucho trabajo por delante, un centenar de registros, detenciones en toda España que se están produciendo, mientras grupos de chinos se hacen confidencias en voz baja y miran con desprecio el despliegue [negrita en el original]. Ni uno abre la boca, según su costumbre. Alguno parece al borde de las lágrimas. Casi todos saben ya que se está actuando contra el emporio comercial oriental. Las carreras y llamadas de móviles incesantes toda la mañana así lo atestiguan.

Españoles que trabajan en el polígono no reprimen su curiosidad y a falta de poder interrogar a los policías lo intentan con los periodistas. «¿Qué es algo de drogas o de prostitutas?», pregunta un conductor desde la ventanilla de su coche. «Ya era hora de que les metieran mano». La silenciosa comunidad china escucha y mira al suelo.”

El artículo de donde sale el extracto, titulado "¿Vienes a trabajar? Pues tienes el día libre", rezuma racismo y comparación, y asume la culpabilidad de la población de origen chino in toto. 


Otro fenómeno que, aunque parezca increíble, es necesario, una vez más, recordar,  es que en tiempos de crisis los sentimientos xenófobos afloran como las flores de un cactus del desierto, que por haber pasado largos periodos de sequía no dejan de aparecer con fuerza a la primera oportunidad. Lo que denunciamos desde estas líneas es que, además, se abone dichos sentimientos desde los medios de comunicación, los gabinetes de prensa de los políticos y demás plataformas. La Vanguardia publicó ayer en su versión online la carta de un lector, escrita rápidamente por un tal A.Garriga, quien entendió la operativa policial y mediática como si se tratara de una sentencia judicial a todos los comerciantes chinos:

“Desde hace varios años he podido ver cómo cantidad de bares de toda la vida, con su propietario de siempre y con sus clientes de siempre, ha ido desapareciendo paulativamente, y a su vez cada día veía cómo los chinos se iban quedando cada uno de los bares del Eixample, Gràcia, Barceloneta...yo siempre me preguntaba: ¿cómo es posible si piden 50.000 euros de traspaso?

¿Cómo es posible que un joven chino que no sabe hablar catalán ni apenas castellano pueda abrir un local en medio del Eixample? Si somos personas honradas entenderemos que aquí hay gato encerrado y un gato con los ojos rasgados. Hoy, con la macroredada a la mafia china, entiendo dónde se ha blanqueado grandes cantidades de dinero. ¿Podrá el ayuntamiento dar explicaciones? ¿Podrán ayudar al joven de aquí a abrir negocios en vez de poner la mano a la mafia y callar?"

Mucho habrá que decir, de manera más reposada y analítica, sobre la forma en que la clase política ha utilizado esta operación para repartir culpas por la crisis, o de hasta qué punto la prensa ha caído, una vez más, en tópicos y estereotipos, pero la cobertura de ayer merecía algún comentario y un toque de atención frente al racismo textual de redactores y lectores.
 

 

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