Navidad en el frente bajo el signo de Sengoku.


El impacto de Asia Oriental en el contexto europeo representa en la actualidad un hecho tan evidente que basta mencionarlo para que aceptemos su realidad con una inmediatez en la que parecen coincidir la percepción empírica del hecho y su más clara comprensión. Y sin embargo, ni la magnitud del impacto se agota en la superficie de contacto, ni su naturaleza depende únicamente de su agente - desde nuestra perspectiva - activo, a saber, Asia Oriental. Por una parte, la globalización no se agota en su dimensión sincrónica, porque merced a las nuevas tecnologías de comunicación, así como de búsqueda y procesamiento de la información, la red de redes nos permite rescatar, reestructurar y reinterpretar estratos cada vez más remotos de un pasado que va quedando poco a poco atrapado y, por lo tanto, diacrónicamente globalizado en las mallas cognoscitivas tejidas en el presente y desde él arrojadas al océano de las edades. Por otra, la superficie del impacto no es en modo alguno uniforme ni homogénea como a primera vista puede parecer: en ella hay hoyos, cuando no profundos cráteres, que, según la plasticidad o la rigidez del receptor del choque, pueden ser invadidos y rellenados o no por este. En una palabra, en el impacto, tan importante o acaso incluso más importante que lo que impacta, es precisamente lo que no lo hace, de la misma manera que para definir la existencia humana en su dramática y eternamente fugaz temporalidad, tan esencial es la ignorancia y el olvido como el saber y la memoria. 

Hace 445 años, en los últimos días de diciembre del noveno año de Eiroku (1566) y en medio del período de incesantes guerras civiles conocido como Sengoku, las tropas de Matsunaga Hisahide (1510-1577) y de los tres vasallos que seguían siendo fieles a su antiguo señor Miyoshi Nagayoshi (1523-1564), peleaban por el poder sobre la zona de Kinai, en las inmediaciones de la próspera ciudad de Sakai, perteneciente al dominio de Izumi, en la actualidad, provincia de Osaka. Como entre los miembros de ambos ejércitos había más de setenta bushis que habían asumido el catolicismo, el día 24 de diciembre decidieron hacer un alto al fuego para celebrar la Nochebuena y la Navidad, y con ello, según cuenta la tradición, ofrecer a sus hermanos paganos una lección de generosidad y amor al prójimo, que incluso en medio de una encarnizada conflagración podía superar el odio y la violencia alimentados por la guerra. El recinto de la iglesia local resultaba demasiado pequeño, por lo que decidieron alquilar el salón en el que se celebraban las reuniones de los ciudadanos. Tras adornarlo convenientemente para la solemne festividad, en la noche del 24 se confesaron, celebraron la misa, escucharon el sermón y recibieron la comunión, con la cordialidad y el respeto mutuo de quienes sirven a un mismo señor. Al mediodía del día siguiente, regresaron al lugar en sus trajes de ceremonia, para compartir fraternalmente los manjares que los miembros de ambos bandos contendientes habían llevado para la ocasión de sus respectivas familias señoriales, y así, entonando canciones religiosas y conversando sobre asuntos divinos pasaron toda la tarde. Cuenta el misionero jesuita portugués Luís Fróis (1532-1597), principal cronista de esta historia de amor cristiano en tiempos de cólera bélica, que el empuje de la avalancha de curiosos que concurrieron en el lugar atraídos, entre otras cosas, por la comida, los trajes y los adornos del altar, acabó por destrozar la puerta del recinto. Y tras estos dos días de pacífico intercambio, de nuevo el sable desplazó a la cruz, la sangre al vino, y los católicos volvieron a ser bushis para continuar la guerra. 

El impacto de una Europa todavía dividida en estados rivales sobre Japón, en el siglo XVI, empezó no tanto con la introducción del arma de fuego, como con el choque de ideas generado por individuos que, más que a una nación europea en particular, representaban la comunidad primordialmente ideológica del continente: la unidad de sus diversos pueblos en una misma fe – en Dios y en la posibilidad de una “nueva alianza” entre los seres humanos – que era, en última instancia, la cristiana. El cristianismo encontró en Japón la aceptación y el rechazo, pero no la indiferencia, y no parece exagerado decir que en su historia hubo un antes y un después de la llegada de los misioneros católicos. Ya en 1620, Sakuma Sōen (1565-1621), más conocido como Fabián, nacido apenas un año antes del episodio arriba referido, tras un complejo proceso de conversión y reconversión espiritual que lo condujo del budismo zen asimilado en Daitokuji al adoctrinamiento católico en Nanbanji, y de este, de vuelta al zen, expone brillantemente en su tratado Destrucción de Dios o Hadeusu las paradojas de la concepción cristiana del mundo con su idea de un Dios carente de compasión, que entre otras contradicciones, deja pasar demasiado tiempo antes de la Inmaculada Concepción y del nacimiento de un Salvador, quien llega al mundo demasiado tarde para una miríada de almas caídas desde mucho antes en el Infierno por sus pecados. En 1918, casi trescientos años más tarde, las peripecias de la experiencia espiritual de Fabián son recreadas artísticamente por el escritor Akutagawa Ryūnosuke (1892-1927), en un breve relato filosófico titulado Rushiferu, mezcla de imaginación literaria y realidad histórica, en cuya magistral reconstrucción del humanizado “Nihon-no-diabolus”, aparecido ante Fabián en los jardines de Nanbanji, se hace difícil, con todo, no percibir la impronta de lecturas de Goethe y Dostoyevski…

El estudio del impacto de Asia Oriental en el contexto europeo nos retrotrae a la indagación del impacto de Europa en aquel contexto geopolítico y cultural. Parece verosímil que la capacidad de la Comunidad Europea para asimilar hoy constructivamente dicho impacto, va a depender no sólo de que empiece a ver en su moneda común algo más que una “cosa llamada euro”, sino también de su capacidad para recapitular y reasimilar creativamente el rico legado de su propio pasado cultural.

Gustavo Pita Céspedes.
Grupo InterAsia UAB.

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